Terence Winter (uno de los creadores de Los Soprano) y Martin Scorsese nos traen esta nueva serie para la HBO basada en la novela homónima de Nelson Johnson. No se me ocurre nada mas poderoso que añadir, pero los datos hablan por si solos: Con los dos primeros capítulos emitidos el 19 y 26 de septiembre, la cadena ha confirmado ya una segunda temporada, y es que con el estreno y reemisión de estos dos primeros episodios se ha superado la cifra de 7 millones de espectadores. A su vez, para tener una idea del tipo de producción que tenemos ante nosotros, el episodio piloto de hora y diez minutos de duración se dice que ha costado 20 millones de dolares.
La serie nos sitúa en plena eclosión de la ley seca, más concrétamente en la Atlantic City de New Jersey. Su principal protagonista será el tesorero de la ciudad a quien encarna Steve Buscemi, grande entre los grandes aunque no siempre parezca encajar vestuarios tan ostentosos. Michael Pitt (Funny Games remake) será su “chico de los recados”, quien tratará de hacer méritos para medrar en la vida del trapicheo y llevar diamantes a casa. También aparece por allí un jovencísimo Al Capone involucrado todavía en labores menores típicas del “músculo” de una agrupación. Me ha sorprendido ver que este papel fuese a parar a Stephen Graham, que no es otro que el gangster ingenuo y sin agallas de Snatch, solo que esta vez nos recuerda al mas desmedido Joe Pesci de Scorsese. Como suele ser habitual, la acción vaga también por personajes alejados de los conflictos principales o más bien afectados por ellos de forma indirecta. Allí esta Kelly Macdonald (No es país para viejos) en la más estremecedora interpretación de la mujer maltratada que yo he podido ver. Es una sorpresa ver como Michael Kenneth Williams tiene también un sitio en esta obra, aunque después del trabajo realizado con su Omar de The Wire, era de esperar que la cadena le brindase nuevas oportunidades.
Las comparaciones con Los Soprano son inevitables, pero lo cierto es que se aleja mucho de la influencia de esta. A parte de que el despliegue de medios es mucho mayor, su enfoque varia enormemente. El ambiente es más nocturno y de salón, muy apropiado para una sociedad en la que se tiende a esconder lo que molesta. Los personajes son mas independientes, no están todos bajo el influjo de una figura tan poderosa como era la de Tony. Tampoco se aprecia la visión cotidiana que veíamos cuando Gandolfini se alejaba del BadaBing o Satriale's para dar paso a conflictos familiares comunes. En Boardwalk Empire se respira hampa en cada secuencia, aunque bien es cierto que estos dos primeros episodios se han reservado unos pocos momentos en los que insertar recursos cómicos de bastante sutileza.
Y esto es todo a juzgar por los dos primeros capítulos. Después de ver el primero me vi dudando si ir directamente a por el segundo. La verdad es que otra hora sentado en este invento que tengo por sala de visionado no era muy tentador, pero tras el resumen del anterior más los créditos de inicio, sabía que había sido la decisión más acertada del día.
Sólo puedo comentar que he empezado a ver The Sopranos y que la estoy disfrutando al máximo. Supongo que cuando la haya visto podré asaltar ésta de la dey seca.
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